El Arte Románico II

Catedral de Santiago de Compostela

Gracias al camino de Santiago llegó, desde Francia, la segunda etapa del Románico, o Románico Pleno, extendiéndose durante el siglo XI y comienzos del XII, por todo el norte de España hasta alcanzar el Tajo.

Aunque en otros países, como Francia, existen diferentes escuelas regionales de Románico, (Poitou-Charente, Lemosín, Périgord, Lorena, Normandía, etc), en España no existen grandes diferencias regionales, aunque sí se pueden encontrar rasgos de las escuelas francesas, influencias de los estilos pre-románicos, e, incluso, del arte mozárabe.

La arquitectura románica es especialmente conocida por sus edificios religiosos (catedrales, iglesias, monasterios, claustros, ermitas…) pero también se construyeron otros edificios como puentes, palacios, castillos o murallas.

Basílica de San Vicente. Ávila.

En esta época se desarrolló la planta en forma de cruz latina, asociada con la crucifixión de Cristo, que consistía en naves laterales, crucero y ábside con capillas, que facilitaba la circulación de los peregrinos y creaba espacio suficiente para la celebración de la liturgia y el culto de las numerosas reliquias. Junto a esta se utilizaron también las plantas de cruz griega, de salón o basilicales, y las circulares o poligonales, aunque con menor frecuencia.

Las iglesias eran abovedadas con grandes muros macizos de piedra, con estrechas ventanas y saeteras, que soportaran los enormes pesos de las bóvedas. Los arcos de medio punto, los contrafuertes, las columnas y pilares fueron también elementos arquitectónicos esenciales, para recibir el el peso de las estructuras superiores.

La cabecera, donde se ubicaba el altar, estaba siempre orientada al este, para que recibiera los primeros rayos del sol, como símbolo de la Luz del Mundo, personificada en Jesucristo.

Sobre el crucero se construía el cimborrio o torre-linterna, de planta cuadrada u octogonal, y con ventanales, para iluminar el interior.

Los campanarios se construían de varios pisos, definidos por impostas salientes, con ventanales para las campanas y troneras que ayudaban a que tuvieran, también, funciones defensivas. Se construían en parejas, a ambos lados de la fachada (fachada armónica) o en un lateral del templo, generalmente en el lado norte.

Muralla de Ávila

Aparecen las primeras fachadas y portadas decoradas con con arquivoltas y esculturas. Cuando existían varias entradas, la puerta principal se situaba en el extremo más occidental del templo.

Otro de los elementos diferenciadores de este estilo arquitectónico es la pintura de sus muros, elemento fundamental, que mostraba iconografía religiosa; esta, además de elemento decorativo, servía como recordatorio de las enseñanzas religiosas de las escrituras, para todos los feligreses, especialmente, para los que no sabían leer.